Motorola Razr 40

Como ya sabéis quienes me seguís en ActualidadiPhone, llevo más de un lustro utilizando el iPhone como mi dispositivo personal al tiempo que analizo decenas de dispositivos Android a lo largo del año. En agosto, Motorola tuvo a bien invitarme a la presentación del primer dispositivo plegable y «asequible» del mercado, y ahí fue cuando empecé a preguntarme si verdaderamente era el momento de pasarse al smartphone plegable.

He pasado un mes probando el Motorola Razr 40, y estas son las razones por las que comparía, o no, un dispositivo plegable. Descubre cuál ha sido mi experiencia con este tipo de dispositivos y si realmente se plantean como el futuro de la telefonía, o son una moda pasajera.

Lo que no me ha convencido

Siempre se empieza con las malas noticias, y no voy a engañaros, hay muchísimas razonas por las que no he acabado convencido de utilizar un dispositivo plegable en mi día a día, y os voy a hacer un spoiler, voy a seguir utilizando el smartphone «tradicional», al menos durante un tiempo.

Empezamos con la calidad percibida. No es el primer ni el último smartphone plegable que ha pasado por nuestras manos, pero sin duda, todos me evocan la misma sensación. La calidad percibida no está a la altura del precio que se venía pagando por ellos. Esto habla muy bien del Motorola Razr 40, un dispositivo que puedes comprar por a penas 599 euros en Amazon y que no envidia absolutamente nada a otros dispositivos que no hace tanto costaban 1.000€ bajo la excusa de tener tecnología «plegable», por así decirlo.

Motorola Razr 40

El resultado para mi siempre ha sido el mismo. Puede satisfacer las pretensiones del usuario medio de Pocophone, pero no al comprador habitual de gama alta. Siempre se presenta como un producto que aparenta robustez pero suda delicadeza por todos sus poros. Casi nunca el movimiento de apertura, sea cual sea el mecanismo escogido, tiene la suavidad que se espera de un dispositivo móvil, y lamentablemente, esto no mejora con el paso del tiempo, sino que empeora. Esta mala calidad percibida no guarda relación con los materiales empleados en la fabricación, sino que lo hace principalmente por la inestabilidad que suelen presentar las uniones y sobre todo la pantalla, que merece un punto a parte.

En cuanto a la pantalla, más no siempre es mejor. Estos dispositivos quieren ser tabletas sin llegar a serlas. El resultado suelen ser paneles con dimensiones fuera de toda lógica, que hacen que consumir contenido multimedia no tenga ningún incentivo, llenándose de barras negras por todas partes, cuya única finalidad es hacer que nos olvidemos de esa enorme superficie que no sirve para absolutamente nada. En el caso del Motorola Razr 40 nos encontramos un formato ultra-panorámico que nos hace disfrutar de barras laterales en YouTube, Netflix y cualquier otra aplicación. Sencillamente no hay contenido para un panel tan horizontal, y este es el resultado del plegado que no se puede evitar. Entonces… ¿cuál es el incentivo?

Motorola Razr 40

Y ahora tenemos la combinación de las dos razones anteriores. Los pliegues de la pantalla son las primeras costuras que se deshacen en un dispositivo plegable. Habrá quien tenga sus más y sus menos con este asunto, pero a mi se me hace insufrible el plegable. Si bien en la mayoría de situaciones no afecta en absoluto al dispositivo, en exteriores y sobre todo con la pantalla apagada o mostrando colores oscuros, el pliegue del panel que es más acentuado con cada gesto de apertura y cierre que realizamos, se me hace insufrible. Este pliegue se nota al tacto en la pantalla, y se suma al que es otro de mis puntos insuperables, la resistencia de la pantalla, el punto más crítico de cualquier smartphone, es nula.

El panel ya no es que se raye con elementos externos, es que puedes destrozarlo con la propia uña, y eso te da una sensación de exposición y fragilidad que te impide disfrutar del dispositivo en condiciones normales. Sin ir más lejos, hacer un uso normal en la playa es un riesgo elevado no sólo por la arena que entrará en las bisagras, sino por el riesgo de arañar el panel con la arena y el paso de tu dedo por la misma.

Cierro con lo que debería ser el atractivo y se convierte en la gota que colma el vaso. Abrir el teléfono para un uso cotidiano se hace cansino. En una época en la que el escáner facial pretende agilizar al máximo el modo en que iniciamos la interacción con nuestro dispositivo, el escollo de tener que desplegarlo (como sucede en este Razr 40 y no en algunos otros plegables) se me hace un paso innecesario, sobre todo teniendo en cuenta los escasos incentivos que encuentro tras él.

No voy a mencionar el precio como el último escollo a superar, sería hipócrita por mi parte como consumidor habitual de dispositivos Apple, así que eso lo dejo a vuestro criterio. Lo que sí tengo claro es que el principal atractivo de un dispositivo plegable es su pantalla, y me parece a su vez uno de los puntos más débiles del mismo, su propio David y su propio Goliat. Eso se suma a una calidad percibida que siempre me parece un tanto deficiente y al valioso tiempo perdido en el proceso de desplegado. Al menos en el Razr 40, la pantalla externa se ha mostrado del todo insuficiente.

Lo que me parece un acierto

Como sufridor de un iPhone 15 Pro Max en mi día a día, llevar en el bolsillo de la americana este Motorola Razr 40 ha sido poco menos que un lujo. El reparto de pesos es perfecto, y el tamaño plegado es muy ligeramente superior al de cualquier dispositivo de gama alta que no cuente con esta función.

Motorola Razr 40

Las funciones a realizar con el teléfono plegado, como la lectura de notificaciones y la toma de fotografías me parece otro de los atractivos más interesantes en los tiempos que corren, donde cada segundo es oro. Me ha encantado poder tomarme un selfie o leer un mensaje completo de WhatsApp en apenas un gesto. Es cierto que son tareas que habitualmente hago con el smartwatch de turno, pero es que el Motorola Razr 40 me ha conducido a pensar que incluso sería posible prescindir del mismo.

La posibilidad de expandir el contenido y  las aplicaciones que están bien adaptadas a estas enormes pantallas, sin sufrir la penitencia de tener que llevarlo en el bolsillo, es otro punto que me ha parecido un auténtico acierto y que me ha hecho soñar con el plegable definitivo mientras he estado utilizando este Motorola Razr 40.

Motorola Razr 40

Por último, el precio que presenta Motorola en este dispositivo me ha parecido poco menos que atractivo. Ha dilapidado las excusas de quienes querían disfrutar un plegable y encontraban en la barrera del precio un escollo insalvable.


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